Fuente: TheConversation.com
Vivimos en una época en la que términos como cambio climático, calentamiento global y gases de efecto invernadero forman parte de nuestro día a día. Hemos aprendido a familiarizarnos y convivir con estos conceptos y, sin embargo, aún podemos pensar que, como individuos, no somos parte de la solución a este problema global.
Sin embargo, esto no es cierto. Una de las maneras en las que la ciudadanía puede contribuir a la mitigación del cambio climático es a través del autoconsumo eléctrico con instalaciones de energía renovable.
Renovables sí, pero ¿cómo?
Existe una necesidad imperiosa de llevar a cabo una transición energética que ayude a ralentizar los efectos climáticos que cada vez sufrimos de forma más acusada. Esta transición energética se fundamenta en tres pilares:
- Reducir las emisiones de efecto invernadero.
- Mejorar la eficiencia energética.
- Aumentar la producción de energía proveniente de fuentes renovables.
Respecto a este último punto, hay abierto un debate sobre el tamaño de las instalaciones renovables y su localización: ¿es mejor un modelo centralizado o un modelo distribuido?
El modelo centralizado se basa en macroproyectos explotados por grandes empresas, que a priori tienen un mayor impacto sobre el mercado eléctrico. Además, por la economía de escala, resultan más rentables desde el punto de vista de la inversión (euros por kilovatio instalado).
El modelo distribuido persigue el autoconsumo local a través de pequeñas instalaciones renovables situadas en diversos lugares de la geografía cerca de los puntos de consumo. Con este modelo distribuido, los sistemas de generación son más eficientes, evitando las pérdidas de distribución a través de la red eléctrica.
Ambos sistemas generan muchas preguntas y controversias. En el caso de las grandes instalaciones, ¿tiene sentido producir energía en el ámbito rural para consumirla en las grandes ciudades? ¿Es adecuado el sistema de gestión de las evaluaciones de impacto ambiental? Con el sistema distribuido, ¿se puede abastecer las necesidades de producción eléctrica renovable sólo a través del uso de cubiertas?
En definitiva, la implantación de renovables es algo que va más allá de la producción de energía limpia. Aparecen nuevos aspectos a considerar como la biodiversidad, el impacto paisajístico y las consecuencias económicas y sociales para los pueblos.
¿Qué es una comunidad energética?
Basándose en el Pacto Verde Europeo, son varios los países que han elaborado un plan para la descarbonización. El objetivo final es la neutralidad climática para el año 2050. Este tipo de compromisos generalistas conducen a leyes más concretas como el Real Decreto 244/2019, que permite un autoconsumo eléctrico compartido. Esta norma ha dado lugar al nacimiento de un nuevo concepto: las comunidades energéticas locales (CEL).
Una CEL permite beneficiarse colectivamente de las mismas instalaciones de origen renovable a diferentes entidades que se sitúen a menos de 2 km del punto de generación. Las principales actividades de las comunidades energéticas locales son producir, consumir, almacenar, compartir y vender energía.
Todo ello conduce a un mejor aprovechamiento de la energía generada, una mejora de la eficiencia energética de los sistemas de producción de energía y posibilita a su vez el desarrollo de sistemas de movilidad sostenible.
La gestión de la energía (acoplamiento de la producción y la demanda energética) es más sencilla a pequeña escala, posibilitando un mayor aprovechamiento de la energía renovable generada, y minimizando el vertido a la red. En un futuro próximo se podrá incluso llegar a vender a cualquier vecino la energía renovable autoproducida que nos corresponde cuando no podamos hacer uso de ella.
Guzmán Renovable
Un buen ejemplo es Guzmán, un pueblo con algo más de 100 habitantes situado en la comarca de la Ribera del Duero (Burgos). Es uno de esos pueblos de la denominada España vaciada. Allí se ha creado una de las primeras comunidades energéticas de Castilla y León: Guzmán Renovable. Esta comunidad la han impulsado un grupo de 12 hogares, el ayuntamiento (el hotel rural y un edificio sociocultural) y una pyme (la herrería).
Su finalidad es generar su propia energía de origen renovable. Bajo el lema “La energía del pueblo para el pueblo”, Guzmán Renovable persigue un doble objetivo. Por un lado, aportar su granito de arena en la lucha contra el cambio climático. Por otro, obtener cierta independencia energética del complejo y convulso mercado eléctrico, logrando una reducción del 45 % en el término de energía consumida de la factura eléctrica.
Tras haber recibido financiación a través de la convocatoria Implementa, van a poner en marcha una instalación de 29,1 kWp de módulos fotovoltaicos. Esta instalación les va a permitir autoconsumir de manera local el 47 % de la energía producida. El resto se vierte a la red, compensando su coste en las facturas eléctricas.
De esta manera, se genera un ahorro de 185 000 € durante los 25 años de vida útil que asegura el fabricante de los módulos. El tiempo de retorno de la inversión realizada es de 3,7 años, la mitad si se tiene en cuenta la financiación recibida, que ha sido del 50 %.
Independientemente del beneficio que se genera para las y los integrantes de la Asociación Guzmán Renovable, a través de la divulgación y la difusión de las comunidades energéticas se busca un impacto social y económico en la localidad y en otros pueblos de la España vaciada.
Dónde encontrar información
Crear una CEL se fundamenta en dos aspectos diferenciados: la parte administrativa y la parte técnica.
Hay mucha información disponible al respecto que puede servir de guía en el proceso. El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía proporciona un mapa de comunidades energéticas que han recibido financiación, para facilitar información de cara a otras propuestas, y dispone de puntos de contacto.
En el caso de Guzmán Renovable, todo el proceso (idea conceptual, creación de la asociación, tramitación de las ayudas…) ha sido ejecutado por el grupo promotor de la propia asociación, sin tener experiencia previa ni conocimientos exhaustivos en el ámbito de las comunidades energéticas.
Además se ha contado con la asesoría técnica del grupo de investigación ENEDI de la UPV/EHU, del que formo parte, y con la cooperativa Energética para la compra, tramitación e instalación de la planta fotovoltaica, que pronto se hará realidad y que esperamos sirva de ejemplo para la implantación de nuevas comunidades energéticas en otros pueblos de la geografía española.
Fuente: https://theconversation.com/la-energia-del-pueblo-para-el-pueblo-198913